High Hopes es una película de Mike Leigh. Yo tenía prejuicios acerca de Mike Leigh. Lo metía en el mismo saco de Ken Loach y de todos esos british filmmakers de los 90 que hacen películas sociales tediosas y prepotentes. Mike Leigh no hace eso.
Mike Leigh cuenta historias de gente que suceden en un contexto determinado. El Thatcherismo que jodió la vida a tantos ingleses y a tantos americanos en el caso de Reagan. Hace unos días vi Meantime, que habla de la relación entre dos hermanos. Sí, hay paro, no hay ganas de trabajar, pero es la historia de dos hermanos. High Hopes es la historia de una pareja con un contexto familiar determinado. Habla de metas, de aspiraciones tan ambiciosas que al final se quedan en nada. En "ir a reuniones y hablar del tema", pero no hacer nada. Y la tumba de Marx nos dice que los cambios los tiene que aplicar alguien.
Y nadie hace nada. Algunos somos nihilistas con 20 años recién cumplidos, otros lo son con 35 y otros con 70 no tiran la toalla. He visto cómo gente con gran talento que en algún momento me importó se movía rápidamente hacia el lado oscuro. Donde las cosas se miden por el dinero que tienes, por lo mucho que mientes y por la gente que te tiras. Que pierde la confianza en lo público y pone su fe en la privatización. Como alguien que en su momento fue prometedor y luego con 21 años tiene una aplicación de iPhone sobre actualización bursátil. Gente que no mueve un dedo y quiere amasar dinero. Porque eso es lo que quieren.
Mi padre, que en su día pasó la frontera española con el Libro Rojo escondido en los calzoncillos, nieto de un notable anarquista, hoy no entiende que yo renuncie en gran parte a esas comodidades heredadas a las que otro se referiría como "burguesas". Comodidades de vida resuelta por otros para mí. Esa vida donde todo tiene que tener un sentido en una única dirección, en la que nos guían. Y está prohibido salirse de ese camino, caerse, y peor visto aún, intentarlo. Ever tried. Ever failed. No matter. Try again. Fail again. Fail better.
Añoro tiempos que no he vivido, como cuando se ahorraba la mayor parte del sueldo del mes para comprar una simple olla, para comprar una camisa que te ponías todos los días o unos zapatos bonitos para que duraran años. Cuando el dinero tenía un valor y la gente tenía valores. Todo eso se ha perdido porque quieren que nos movamos más rápido que la luz y que otros piensen por nosotros. Pero yo digo: aquí me planto. Plantemos jardines en nuestras terrazas. Hagamos que este puto mundo se mueva y dejemos de cargar nuestra conciencia con high hopes que no nos llevan a ningún sitio.
Aquí para descargar, disfrutar, y pensar.
Y si la conclusión es que Mike Leigh merece una retribución por este trabajo, a comprar.
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